miércoles, 15 de enero de 2014

El Diagnóstico: Una hipótesis para verificar en la intervención.

El Diagnóstico: Una hipótesis para verificar en la intervención.
El objetivo de la intervención es trasladar el problema de la familia al sistema terapéutico y, en consecuencia, hacer que el terapeuta participe de las dificultades que eran exclusivas de la familia hasta el momento de la consulta.
 La rigidez del sistema familiar partiendo de la hipótesis de que el terapeuta puede situarse en el exterior en calidad de observador. Una unidad de observación que abarque a todo el sistema terapéutico nos impone la necesidad de reformular el concepto mismo de diagnóstico y de cambio. El diagnostico depende de la capacidad del terapeuta observador desde fuera las interacciones en que está envuelto; obrará como el miembro de la orquesta que al tiempo de tocar su instrumento dirigiera a la orquesta misma para una ejecución lograda.
El terapeuta enfrenta tres dificultades:
1. Atañe a las necesidades de individuar la función que la familia pretende atribuir.
2. Atañe a la búsqueda de imágenes y definiciones que correspondan a las funciones desempeñadas por cada uno de los miembros de la familia, asi como a la trama en que se insertan solo así se lograra penetrar en lo vivo de las perplejidades familiares.
3. Proviene de la necesidad de era evaluar la intensidad, la fuerza con que se debe introducir el imput desestabilizador para cine las intervenciones del terapeuta sean aceptarlas por la familia.
Para que el terapeuta pueda ayudar a la familia debe de hacer un diagnóstico claro de la situación que se está viviendo ya que cada miembro de la familia tiene un rol diferente, complementaria de la visión de los de más existe: el enfermo y el sano, el agresivo y la víctima, el sabio y el incompetente, y existen de manera rígida y al mismo tiempo armónica.
El terapeuta debe jugar un rol más dentro de la familia. Un sistema terapéutico se puede calificar de flexible si en la trayectoria de la terapia es capaz de variar la relación entre las funciones desempeñadas por sus miembros, así como el nivel de individuación de cada uno en el curso del proceso terapéutico. Se vuelve rígido si no es capaz de ofrecer a sus miembros la oportunidad de librarse de expectativas funciones estáticas a favor de niveles funcionales nuevos y más integrados que permitan la diferenciación de los individuos.

Si el terapeuta elige hacer terapia contemplando los problemas de la familia desde adentro, deberá entrar en los espacios familiares más recónditos pero también tomar distancia y regresar a su propio espacio

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